jueves, 13 de junio de 2013

Guia para escribir y autopublicar tu primera novela.


Mucha gente me escribe para preguntarme cómo hago para escribir una novela.
Escribir una novela es algo que mucha gente tiene pendiente, algo que todo el mundo desea. Planta un árbol, ten un hijo y escribe un libro, se aconseja siempre.
Lo del árbol es algo muy fácil, lo del hijo es algo muy divertido que puede hacerse hasta con los ojos cerrados (si la persona con quien lo haces es muy feo/a) pero lo del libro…
¿Cómo se hace eso?
A lo largo de esta semana iré publicando en este blog una guía para que consigas escribir y publicar tu primera novela. De nada.
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1.-El primer ingrediente. El germen.
Tienes una gran historia dentro de ti que contar. No creas que no es una gran historia por ser algo que le podría pasar y le pasa a cualquiera. Fíjate si tu historia es grande e impactante que te ha marcado y afectado tu forma de ser y comportamiento actual ¡Esa historia ha marcado y obsesiona a todo un ser humano!
Si te ha marcado y obsesionado a ti, también lo hará con otros.
     ¿Cómo localizar la historia que contarás en tu primer libro?
Localiza dentro de tu corazón ese momento en el que piensas a menudo, de forma recurrente. Ese momento va a ser el primer ingrediente de tu primera novela.
Relájate y acuéstate. Pasea. Concéntrate. Analízate.
¿Cuál es el momento de tu vida sobre el que más piensas? ¿Cuál es el momento que más te recóncome por dentro? ¿Cuál es el que más te martiriza? ¿Qué es lo que piensas a menudo antes de irte a dormir? ¿A quién echas de menos? ¿Por qué no paras de pensar una y otra vez que aquel día, a aquella hora, deberías de haber actuado de tal modo? ¿Qué es a lo que tienes tanto miedo? ¿Por qué? ¿Cuándo empezó todo? Tu fracaso laboral o tu éxito; eso que te pasó con tu esposa o con aquella chica que nunca conseguiste, eso que te pone muy triste o muy feliz de vez en cuando. La historia de la muerte de tu hijo o el día que te pegaron una paliza que te merecías. El día que le retorciste la nariz a tu jefe. El día que fuiste tan feliz que lloraste.
Recomiendo que tu primera novela sea sobre un tema personal antes que de ficción (fantasía, terror, novela negra, etc). ¿Por qué?
Porque tu principal enemigo va a ser la falta de experiencia en conseguir hacer realidad un mundo por medio de tus letras. Es muy complicado, mucho más de lo que parece, hacer creíble un mundo fantástico tipo “El señor de los anillos”. No sólo hacerlo creíble: sino conseguir que ese mundo enganche al lector. En cambio, una historia personal, que te ha marcado es más fácil de hacer creíble: en primer lugar porque lo es: te ocurrió a ti ¿no?. En segundo lugar porque el mundo en el que ocurre ya está creado. Además es algo que le podría pasar a cualquiera. El lector puede identificarse con esa historia: engancharse a ella: o aunque sea ser testigo de los acontecimientos que te atormentan o te hicieron feliz.
Crear ficción es otro nivel, otra especialización superior. En cambio, contar algo que te ha pasado es algo para lo que estás preparado: lo llevas haciendo toda tu vida.
Ese momento de tu vida debe ser el contenido de tu primera novela.
Siéntale y escribe ese momento.
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2.-¿Cómo comenzar a escribir el primer capítulo de mi novela?
Lo más jodido para el escritor que empieza es que quiere escribir como José Camilo Cela. Con grandes frases, gran vocabulario. El escritor inexperimentado trata que la primera frase sea densa, inteligente. Y la segunda. Y la tercera. Toma el libro de sinónimos, busca ser enrevesado. Se enreda, se lía: deja de escribir.
Es agotador y muy difícil —se dice.
Lo estábas haciendo fatal. Es como si una mañana decidieras convertirte en matemático y empezaras por aprender a resolver raíces cúbicas en lugar de por aprender a sumar y restar.
Escribe de forma sencilla. Esa primera página que vas a escribir NUNCA va a ser impresa. NUNCA. No te preocupes por la ortografía, por cómo está escrita o por el tamaño de la letra o interlineado.
No busques la perfección o estarás perdido. Esa página en la que empieza todo no es más que un esqueleto. Escríbela como si fueras un indio que acaba de aprender castellano. Preocúpate únicamente por que pase algo. Que no sean divagaciones ni eches discursos. ¿Quién te crees que eres para echar charlas a la gente? ¿Un cura?
No tienes que contar TODA la historia. Sólo ese momento que recuerdas. Ve al lío. Tienes que plasmar ese hecho que te ocurrió tal cual sucedió, sin florituras.
Escribe el esqueleto del primer capítulo y no te levantes hasta que lo termines. Te ocupará de 20 minutos a 1 hora.
“Ella vino hasta mí. Yo le dije esto y aquello. Entonces ella me dijo que bla, bla. Y eso me dolió mucho porque pensé que xxxxxx. Si pensé xxxx fue por yyyyyyy. Así que cogí un plátano y se lo tiré a la cara. Ella se lo tomó muy mal…”
Desáhogate. Y esto es lo más importante: escribe con el corazón. Sé sincero relatando los hechos. El folio es tu mejor amigo: no te va a juzgar. Lo aguanta todo.
¿Cómo sabes si estás escribiendo con el corazón? Por la vergüenza que sentirías si alguien pudiera leer lo que estás escribiendo.
Todos vamos de personas honorables, de personas rectas. Pero todos somos unos hediondos por dentro, unos miserables, damos un asco que te cagas, hemos sido ruines y cobardes multitud de veces. Sácalo todo cuando escribas. Hacer lo contrario quedará fingido. No atraparás al lector con palabras y frases con las que posas, haciéndote el guapo, el inteligente y el duro. Ese libro sólo lo leerá tu madre. Escribe con tu alma. Si fueras perfecto no serías humano: serías una piedra o el mar. Eres un ser que se corrompe, que va a morir. Por algo será.
Eres pequeño, muy pequeño. Como todo el mundo. Cuando saques toda la mierda que tienes dentro, te sentirás mucho mejor. Y hasta sonreirás más. Porque te aceptarás y aceptará a la gente que está a tu alrededor y te falla. Si tú mismo te has fallado ¿Cómo esperas que los que te rodean no te fallen?
Ojo. Tampoco te estoy aconsejando que te machaques o vayas de víctima mientras escribas. Sólo que seas sincero.
Tras escribir el esqueleto de este primer capítulo, viene el segundo paso.
¿Cuál?
Te lo contaré mañana si te portas bien.

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Si has seguido los sabios consejos que te di en mi post anterior, ya tienes el esqueleto del primer capítulo escrito ¿El resultado? Algo que no debes de enseñar a nadie. Como se lo enseñes a alguien, ese alguien te va a deprimir. Aunque no te diga nada: se lo vas a leer en la cara: va a creer que lo que has escrito no vale nada.
El escritor es el ser más sensible que existe en el mundo. La mayoría de los crímenes que suceden en el mundo los cometen los escritores que han recibido una mala crítica por parte de un insensato que ahora se encuentra merecidamente muerto en el suelo: con 500 puñaladas sobre el pecho. ¡Ja, ja, ja! ¿Qué hijo puta! ¡Qué listo que se creía!
Mantén tus bocetos siempre ocultos. Nadie puede leer nada de tu novela hasta que la hayas terminado al 100%. Prométemelo. Es por tu bien. Te estoy protegiendo. La gente que te conoce, que te rodea no puede creer que de repente te vas a convertir en un escritor. Para la gente que te rodea no eres más que un subnormal.
Ahora mismo sólo tienes un boceto. Un boceto más próximo a un guión de cine escrito por un indio que a una página de la novela que sueñas escribir.
En ese primer capítulo, si me has hecho caso, sólo has escrito hechos y acciones: no pensamientos. O quizá algún pensamiento breve: pero sobre todo acciones. Algo pasó en ese capítulo. Quizá no una invasión extraterrestre, pero sí algo: un desencuentro, un descubrimiento, una pelea: algo que te marcó en la vida. Cuentas que entraste en una habitación y pasó algo. O lo que sea. Pero contaste tu hecho con una o varias acciones.
Ahora viene la sorpresa.
3.- El primer capítulo que escribiste no es el primer capítulo.
Lo lees y quizá no te parezca suficiente intenso. Tienes razón. Cuentas algo que te sacudió en su momento, pero lo lees y no te parece para tanto. ¿Por qué?
Porque, en principio, te falta contar lo que pasó antes. Si cuentas lo que pasó antes, quienes son los protagonistas de ese capítulo que acabas de publicar, cuales son sus motivaciones, cómo es que llegaron a ese momento, cuando vuelvas a leer ese capítulo que escribiste ayer, sí que tendrá fuerza.
Digo que, en principio te falta escribir lo que pasó antes. Porque también, seguramente, te falta explicar lo que pasó después de lo que escribiste ayer. Así que ese primer capítulo quizás es el capítulo final de tu novela o antepenúltimo o el central.
Un ejemplo. Cuando escribí los “Diarios secretos de sexo y libertad” yo quería empezar escribiendo directamente mis aventuras en la discoteca. Pero me di cuenta de que sí no escribía primero la parte en la que trabajaba en “El corte inglés” y mi vida en casa de mis tíos-abuelos, la parte de la disco no iba a entenderse tan bien. El lector no iba a simpatizar tanto con el personaje mientras follaba sin parar en la disco. Así que, aunque esa época de “El corte inglés” era más aburrida y me producía vergüenza y dolor escribirla, tuve que comerme mi orgullo y escribirla.
4.-¿Cómo escribir los otros capítulos?
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Del mismo modo que escribiste el primer capítulo: a lo boceto, a lo guión, a lo indio. Recuerda, carajo: sé que tienes ganas pero aún no estás escribiendo, no estás haciendo literatura. Estás en un paso vital e importantísimo: estás creando la historia. No puedes crear la historia y crear literatura a la vez. TIENES QUE IR PASO A PASO. Si ves todo lo que te falta por hacer, todo el trabajo al que te enfrentas, se te va caer encima: morirás aplastado y sin haber escrito una novela. No puedes recorrer un camino estando en todos los lugares a la vez. Sino paso a paso.
Te toca volver a salir a pasear o a acostarte en la cama a pensar. Cada capítulo que escribas en boceto ha de ser una instantánea de tu vida posterior a ese momento que escribiste ayer. Tienes que concentrarte y elegir de tu vida los momentos que te condujeron a ese capítulo y que te defina y definan a los personajes que salen en él: pero no con palabras o discursos, sino con hechos. Describe a los personajes con hechos, no con sentencias. No digas que Pedro es malo, enseña a Pedro haciendo algo malo que recuerdes.
Recolectar toda la historia posterior que explique ese primer capítulo que escribiste ayer, es un trabajo arduo, difícil. Pero el resultado va a ser muy gratificante. Tienes que recurrir a toda tu inteligencia y ser frío como el bisturí de un cirujano.
“Hice esto, me pasó esto porque previamente me pasó esto u aquello. Sentí esto porque previamente sentí esto el día que me pasó esto”.
Vete capturando cada momento y escribiéndolo de manera sobria. No esperes a que tengas toda la historia en la cabeza para comenzar a escribir. Captura un momento cada día y escríbelo a lo indio en un folio. Cuando tengas todos los momentos, coges los folios y los ordenas cronológicamente. Da igual que todos los momentos no sean divertidos o intensos. Escríbelos. Ya habrá tiempo luego de mejorar cosas, de reescribir, de crear: de hacer los capítulos más intensos… y de lo más doloroso: recortar. Ahora sólo estás creando el esqueleto, el camino que une el punto A con el Z. Y el camino debe ser muy, muy real. Así que aun no inventes nada: NO TIENES MI PERMISO, NO TE ATREVAS: escríbelo todo tal cual sucedió y recuerdes. Aun no debes soltar la soga que te une a la realidad: si la sueltas, te perderás por el espacio. Es tu primera novela. Aun no tienes el carnet para volar dentro de una imaginación.
¡Huye de los flashback!
Tienes que ir localizando los sucesos en tu mente. Y presentádolos de forma lineal. Huye todo lo que puedas de los flashback. Los flashback son recursos que utilizan los escritores y los guionistas malos. Estaban contando una cosa y de pronto quieren hacer un giro o un cambio y entonces meten un flashback para poder hacer ese giro. FATAL.
Mira “Breaking Bad”. Es una serie lineal. Las cosas van sucediendo capítulo a capítulo. Presentan los elementos y en capítulos futuros juegan con esos elementos ¿Recuerdas el último capítulo emitido de “Breaking Bad” hasta la fecha?. Cuando el familiar de la DEA encuentra el libro de poemas de Whitman. ¿Momentazo, no? Imaginaos lo mal que hubiera quedado si en lugar de haber presentado esa escena en que el químico le regala ese libro a Walter, el guionista hubiera hecho un flashback en el que cuenta eso justo antes de que el de la DEA se sienta en el váter.
No confundas un flashback con un recuerdo. Los recuerdos. Los recuerdos pueden hacer tu texto emotivo. Los recuerdos son necesarios y enriquecen tu obra: por ejemplo ¿Recuerdas cuando en “Breaking Bad” cuentan la historia de Gus en la casa del mafioso con su amigo? De acuerdo, también es un flashback. Pero era inevitable: para suprimirlo deberían de haber empezado la serie cuando Gus sale de Chile. Y la serie va sobre Walter. Ese flashback está de puta madre: pero porque previamente han presentado a un personaje enigmático: del que no se sabe nada. Íbamos viendo la serie y preguntándonos: ¿De donde coño ha salido Gus? ¿Por qué es así? Y un buen día nos enseñan algo de su pasado. Y nos comemos ese flashback como si fuera un solomillo.
Todo este rollo es para explicarte, para rogarte, que por Dios: construye tu historia de forma clara y lineal. La inteligencia del lector te lo agradecerá. Otro ejemplo de lo grande que es “Breaking Bad” ¿Recuerdas cuando al final de un capítulo se muestra a Walter al lado de la planta con la que envenenó al niño? ¿Te imaginas lo mal que hubiera quedado si hubieran hecho un flashback en el que se muestra a Walter envenenando al niño? ¡No hubiéramos saltado del sillón!
Conclusión: huye de los flashback como de la peste. Si creas alguno, que sea únicamente porque no tienes otro remedio: porque tendrías que escribir 1.000 páginas más para poder presentar ese hecho de forma lineal en tu novela.
Esto es todo por hoy. Vuelvo a mi novela.
Si te portas bien, mañana te contaré más.

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Ejem. Hoy toca adentrarse un poco más, en un terreno quizá complicado de entender.
Hoy propongo que te agarres a mi mano y demos un paseo por tu subconsciente y el terreno abstracto de tu cerebro. Prepárate para hacer un viaje alucinante. Si es tu primera vez, cuando termines de escribir, cuando hagas la primera conexión vas a llorar de felicidad: porque no sabías que tenías dentro de ti eso.
Yo sigo llorando cada vez que lo hago.
5.-¿Por qué los escritores nos enganchamos tanto a la escritura?
¿Sabes a lo que se refieren los “escritores de verdad” cuando dicen “¡Hoy he escrito!” con los ojos brillantes, como si acabaran de practicar el sexo con diez top-models a la vez? Por el estado en que nos deja lo que te voy a contar hoy
Te lo voy a explicar y espero conseguir lo vivas tú también. Espero explicarme bien y no perderte, que puedas seguirme. Si hay algo que no entiendas, me lo preguntas en los comentarios. Si eres buena persona, te contestaré.
El proceso de crear el esqueleto de tu novela (ver los dos post anteriores) dura, como menos, uno o dos meses.
Vete a trabajar o haz las cosas de subhumano que haces en tu día a día.
Tu cabeza seguirá trabajando sola, todo el día: bueno, sólo en caso de que le hayas dado la orden de “vamos a trabajar DE VERDAD en esta novela”.
Trabaja en tus cosas, gánate el pan: mira como te mira la gente ¡Qué tontos! No saben que tu cabeza está escribiendo una novela, se creen que eres un subhumano más. No saben de tu traición. A lo mejor no notas nada dentro de tu cabeza, pero te aseguro que tienes un cerebro y que está trabajando en la novela.
De vez en cuando, únete a tu subconsciente, servirá para avivar su fuego, pregúntale:
—”¿Qué recuerdo escribo hoy que vaya unido y que explique el capítulo que escribícon el primer post de esta guia que tan amablemente nos está escribiendo Rafa y al que ni siquiera le he comprado un libro?”
Piensa, deja a la cabeza funcionando, y cuando lo hayas hallado, deja de trabajar (si puedes, si no al llegar a casa) y lo escribes: brevemente, a lo indio o a lo Twitter. Con acciones y diálogos. Pero sin obligarte a escribir como un gran escritor. Recuerda que esas hojas no las va a ver nadie. Sólo escribe ese nuevo capítulo que va del punto “tal” al “cual”.
Un momento “¿Cuándo lo hayas hallado?”. No. Tienes como plazo hasta que llegues a casa por la noche. Si no lo has hallado, eso es lo que crees tú. Tu cabeza lo tiene, pero no te lo ha revelado. Si no te lo ha permitido “ver” te toca sentarte frente a tu teclado nada más llegues a casa, antes de cenar o comer nada. Cuando mejor se hacen estas cosas es con algo de hambre: porque tienes prisa por terminar para comer. Para escribir hay que sentir hambre. Y cuando hayas terminado de escribir: entonces mereces comer, no antes. Con la barriga llena no se escribe, se duerme. O te masturbas. Da igual que tengas dinero y comida suficiente en la nevera como para pasar 1.000 inviernos. Escribe pasando hambre. Cuando termines de escribir: el premio: zampa.
No esperes a sentarte NUNCA teniendo todo el capítulo y respuestas en la cabeza. Tu cabeza es mucho más grande de lo que crees. No me refiero al diámetro, cabezón. ¿Sabes los ordenadores de la NASA? ¡Una mierda frente a la potencia de tu cabeza! Quizá no lo sepas, chico/a pero tienes una cabeza super poderosa. Tan sólo necesitas, previamente a sentarte a escribir, haber dejado funcionando tu cabeza pensando en ese momento, en ese capítulo, todo el día.
Te sientas.
Y escribes.
Para conectarte con tu cabeza, con esa gran cabeza: con tu subconsciente que lleva todo el día trabajando en la novela lo haces así:
6.-¿Cómo hacer el viaje alucinante?
1.-Te olvidas de dónde estás, de lo que te rodea, del niño que estás cuidando o de la tele que suena a toda hostia o de lo que tienes que hacer luego en el trabajo, de tu jefe que es un subnormal o de esa compañera de trabajo a la que te apetece penetrar violentamente. Ahora estás, chaval, frente a una hoja en blanco. Y vas a flipar.
2.-Ya sabes el día o el momento de tu vida que vas a plasmar en papel. Así que comienza a escribir a toda velocidad. Es muy importante, para que conectes con tu subconsciente, lo de que escribas a toda velocidad, saltándote letras impunemente y cometiendo todas las faltas de ortografía que te salen del horto. No mires lo que estás escribiendo en la pantalla. Te diría que no pienses, pero realmente estás pensando más profundamente que nunca, sólo que con el automático. Escribe a todo meter, como si fueras un negro al que persiguen en una carrera del KKK, escribe mirando sólo el teclado, nunca a la pantalla o al folio: a toda velocidad, casi sin pensar.
3.-Si te resulta complicado empezar las frases, empezar a escribir, hazlo con pronombres. Es decir. Empieza tus escritos siempre así:
“Ella hizo esto. ÉL hizo. Ella dijo. Yo dije.”
Escribe pensando en el espacio-tiempo. Comienza diciendo en qué sitio estás. Y qué hora. Puede que te ayude para arrancar y centrarte. Luego, te sueltas.
Son acciones lo que te pido escribas… pero al conectarte con el subconsciente OLVÍDAME: OLVIDA TODO LO QUE BUENAMENTE HE QUERIDO ACONSEJARTE: irremediablemente, también te van a salir pensamientos: escríbelos también, déjalos fluir y que te desvíen del camino. Escribe a todo meter: el subconsciente es más sabio y más rápido que tú. Si te está contando algo por algo será. Tú no sabes por qué. Él sí. Dios mío, a lo mejor te esta dictando otra novela totalmente distinta ¡No le discutas! Había otra novela en la lista de espera ante de la que planeabas escribir. Déjala que salga. Por Dios, no pares de escribir a toda velocidad: todo los pensamientos que se te están pasando por la cabeza. No se te ocurra pensar si son buenos o no, si este chiste que te acaba de decir el subconsciente que escribas es gracioso o no, si esto que estás escribiendo ahora no pega nada o no es lo que tú pensabas escribir. Lo que sea que te está dictando el subconsciente, lo que sea que escuchas dentro de tu cabeza, lo escribes. No pares. ACELERA. ESCRIBE MÁS RÁPIDO. No estás loco por escribir las cosas que estás escribiendo. No. ¿Sabes lo que eres? Un genio. Estás contactando con tu genio.
Escribe hasta que el subconsciente diga:
—”¡Basta!, ¡Estoy agotado!”
No hagas caso a tu cuerpo que te pide comida, sólo a tu subconsciente.
Ahora lee todo lo que has escrito. Habrá un montón de cosas que no necesitas para contar tu historia, otras sí. Borra lo que no es necesario y ordena con lógica todo eso que has vomitado inconscientemente. Hazlo por encima, despreocupado por la inmortalidad de tus páginas. Siguen siendo borradores, páginas que no va a leer nadie.
Ya tienes un nuevo capítulo de tu novela.
Quizá la conexión con tu subconsciente y con tu genio no suceda la primera vez que lo intentes. Será sólo por falta de práctica o porque no consigues relajarte lo suficiente y dejar fluir la voz del genio. Quizá porque no quieres que tu subconsciente salga. Quizás tienes miedo a él ¿Por qué? Vete al psicólogo si lo crees necesario. Cúrate.
Trabaja en ello. Recuerda que lo que estás escribiendo ahora mismo no lo va a leer NADIE.
(Bueno, hasta que lo imprimas y se convierta en un “best seller”, entonces lo va a querer leer todo el mundo).

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